El tráfico de drogas en las cárceles de Chile cada vez es mayor. Según el programa Micro Tráfico Cero (MT-0) de la Policía de Investigaciones (PDI), el aumento de estupefacientes en circulación comenzó a verse en 2021.
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En las instituciones carcelarias donde hay más gente es donde más circulan sustancias. Las mismas ingresan por medio de las visitas, lanzamientos del exterior o drones. Ante esto, gendarmería reveló a Fast Check la existencia de dos proyectos para limitar el tráfico: inhibición de teléfonos celulares y mallas perimetrales a colocar en áreas clave.
Entre los años 2020 y 2023, la marihuana, la pasta base y la cocaína se han mantenido como las principales protagonistas. De hecho, la marihuana lideró un ranking de decomisos en 2020, con una incautación de 120 kilos, llegando a los 233 kilos en 2021 y experimentando un crecimiento exponencial de 300 kilos confiscados en 2022 (número que se mantuvo durante 2023).
La pasta base y la cocaína siguen en el ranking, respectivamente. Pero hay una nueva sustancia que está emergiendo con fuerza: la ketamina, utilizada para inducir y mantener la anestesia en humanos, y que también se usa en animales como tranquilizante.
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Con una sobrepoblación que supera la capacidad de los establecimientos penitenciarios, el riesgo de violencia aumenta y urge la implementación de medidas para prevenir el tráfico de drogas y otras actividades ilícitas dentro de las prisiones. Es probable que se necesite un cambio de enfoque, porque los operativos de registro y allanamiento simultáneos que se realizan no bastan para terminar con esta problemática.
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